El mantenimiento del vehículo también conlleva un cambio de lunas en Sevilla cuando es necesario. Es uno de los elementos más importantes para nuestra seguridad cuando vamos al volante. Nos permite visualizar la carretera y protegernos de todos los elementos externos que puedan entrar.
Pero, ¿en qué momento debemos de cambiar las lunas? Un coche bien cuidado no necesita este servicio. Pero cuando ha sufrido un impacto debemos de actuar con rapidez para evitar que una pequeña fisura acabe siendo un problema aún mayor.
Lo más común es sufrir impactos de piedras proyectadas por los neumáticos de nuestro vehículo. este proceso puede quedar en un simple susto o pasar factura a nuestra luna. Normalmente es posible repararla si se acude lo antes posible a un taller. Pero en ocasiones esta fisura acaba haciéndose cada vez más grande, provocando todo tipo de irregularidades y siendo un verdadero peligro para la conducción.
El uso intensivo del vehículo hace que en ocasiones se produzcan marcas que dificultan la visibilidad. Sobre todo en los días de lluvia o cuando hay reflejos del sol incidiendo directamente en esta zona del cristal.
También habrá que tener especial atención a los bordes del parabrisas. Cuando el laminado empieza a despegarse provocará empañamiento y acabará por ser un verdadero problema si no se actúa con rapidez.
Ante un impacto tenemos siempre que actuar lo más rápido posible. Una fisura de menos de 16 mm puede repararse sin necesidad de sustituir el cristal. Habrá que rellenar esta rotura con un adhesivo específico.
Sin embargo, cuando se producen daños de un diámetro mayor al señalado o varios impactos en una misma pieza sí que habrá que optar por un cambio de lunas en Sevilla. No olvides acudir a un taller especialista como Tintacar. Sus profesionales te ayudarán y gestionarán todo con tu aseguradora para que no tengas que preocuparte por nada.
Cuida de tu coche para poder seguir disfrutándolo como el primer día.