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La gestión de residuos no peligrosos por parte de las empresas es un tema de lo más actual. Los términos calentamiento global, cambio climático o crisis medioambiental siempre están encima de la mesa. Según el INE, las empresas españolas generan al año casi 22,8 millones de toneladas de residuos urbanos. Esta cantidad se ve ilustrada en imágenes como la isla de plástico del Pacífico, dado que ocupa ya 3,4 millones de km2. Siendo más que preocupante.

Consecuencias de una mala gestión de residuos

Llevar a cabo una inadecuada gestión de los residuos hará que tenga consecuencias nefastas en nuestra vida.

  • Contaminación. Esta contaminación tiene efectos negativos tanto en el aire como en el agua y en el suelo. Entre sus consecuencias está la emisión de gases tóxicos, la degradación en la calidad del agua debido a los residuos que se acumulan en ella o la contaminación del aire y el agua. Todo ello hace que llegue a plantas, bosques y cosechas, influyendo en la fertilidad del suelo.
  • Coste energético. Supone un mayor gasto de energía la producción de materiales a partir de recursos materiales y no con otros reutilizados.
  • Desaparición de los recursos naturales. El consumo de recursos naturales de forma constante tiene como consecuencia la escasez de los mismos, esto hace que incluso llegue a haber desaparición de los ecosistemas y hábitats de carácter natural.
  • Sanciones debido a una infracción. Hay que recordar que en casos considerados como graves o muy graves se aplican multas que pueden ir de los 900 euros a los 1.750.000 euros, debido al impacto que pueden haber causado en el medio.

Residuos no peligrosos

Este tipo de residuos suelen ser sólidos o semisólidos y su tratamiento o reciclaje dependerá de las características biodegradables con las que cuenten. Los residuos no peligrosos suelen ser:

  • Residuos urbanos o municipales. Provienen de actividades domésticas o comerciales, siempre que no se encuentren dentro de los residuos peligrosos.
  • Residuos industriales inertes. No son biodegradables ni solubles pero no presentan alteraciones físicas o químicas destacadas.
  • Residuos de Construcción y Demolición.
  • Residuos no peligrosos valorizables como pueden ser el papel, el cartón, la chatarra y el plástico. Son susceptibles de ser reciclados.

Para poder llevar a cabo el cumplimiento de la normativa vigente en la actualidad habrá que diferenciar entre los residuos considerados como peligrosos y no peligrosos. No controlar su vertido o eliminación supone una grave infracción debido a las consecuencias que tendrá en el medio ambiente. Habrá que llevar a cabo una formación y protocolos y condiciones de seguridad específicas que solo podrán llevar a cabo los organismos y las empresas que están destinados a ello.

A la hora de realizar una buena gestión de residuos no peligrosos podrás acudir a Irmasol Andalucía. Sus profesionales cuentan con toda la maquinaria y equipo humano para llevar a cabo la recogida, transporte y reciclaje de este tipo de residuos. Darle una segunda vida a residuos que aún cuentan con vida útil es de lo más beneficioso de cara a crear un futuro mejor.